Siempre al organizar mis vacaciones, me fijo en un destino donde pueda hacer deporte, y éste viaje tenía un solo fin. Ser una experta arriba de mi tabla de surf. Mi idea era ir conociendo distintos topos de playas para ir mejorando en la medida que iban pasado los días. Además había un factor no menor, soy friolenta y necesitaba estar en el agua un par de horas diarias para llegar a ser una especialista.
Averiguando, preguntando e investigando llegué a la conclusión que Máncora era el lugar perfecto para estas vacaciones que tanto necesitaba. Muchas playas, muchas olas, y agua tibia. Compré mi pasaje y partí a Máncora, Perú.
Me fui de Santiago de Chile a Lima que son 3 horas y media de vuelo, y de ahí tomé un vuelo directo a Máncora (1hr 50)
Llegué al aeropuerto que está en Piura, a media hora de Máncora, y desde ahí me recomendaron arrendar un auto, ya que en Máncora no hay rent a cars.
Cuando llegué a Máncora, sentí que había llegado al lugar perfecto para mi gran objetivo. Es el lugar soñado para unas vacaciones que mezcla de todo. Arena blanca, restaurantes con una variedad gastronómica impresionante, hoteles de todas las categorías, vida nocturna, y por supuesto todo tipo de playas con distintas dificultades según tu experiencia arriba de la tabla.
Me habían recomendado Máncora Surf Shop. Un lugar donde encuentras de todo para surfear. Está ubicado en plena calle principal de Máncora, justo al frente del Boulevard de Artesanos. Es la tienda más completa de surf y accesorios que puedes encontrar en éste paraíso. Ahí también hay profesores que te dan clases. Ellos hicieron todo. Yo sólo tuve las ganas y claro el dinero.
Para aprender a surfear existe un lugar perfecto que es Beach Break, de fácil acceso y no es peligroso, es una zona que ha surgido gracias a esta disciplina. Yo comencé aquí, ya que debía agarrar confianza y práctica. Aquí estuve tres días. Y cuando empecé a mejorar, me fui a otras playas. Para los surfers esta disciplina es casi como una religión en Máncora.
En mismo Máncora hay un point y cerca hay otro que se llama Organos, pero sin lugar a dudas de lo que recorrí para mi el mejor está al sur a 35 kilometros. El Lugar se llama Cabo Blanco y es una de las mejores olas de Perú. Ojo que no siempre está operativa. Es una ola sólo para expertos cuando rompe. Cabo Blanco, es una caleta de pescadores, ideal para los amantes del surf, estas olas posee uno de los tubos más increíbles y perfectos que existen. Es un lugar bastante hippie y su infraestructura turística es básica, pero cumple con lo necesario.
A 70 kms al sur está uno de los imperdibles de Perú, y se llama Lobitos, es un parque de diversiones de los surfers peruanos y de los extranjeros.
Ahí están las Olas el Hueco y Panic Point dos olas tubo que cuando saca se pone a 3 metros, esta ola es conocida a nivel internacional ya que vienen de todas partes del mundo a correrla. Son olas agresivas de tubos largos y mágicos.
Si quieres mezclar el surf con vida noctura y estar en la papa misma, Máncora es el lugar. Hay bares, restaurantes, y boliches para salir de noche. Yo, preferí quedarme al norte de Máncora, en Peñalinda, a 20 minutos de Máncora en mototaxi. www.penalindamancora.com
Son unas cabañas increíbles especiales para el relajo y disfrutar de las playas. Peñalinda queda entre Pocitas y Vichayito. En Peñalinda hay una piezzaria que deben visitar, ésta se llama Antica ( en Lima también está el mismo restaurante), es un lugar acogedor y se come muy bien.
Mi semana de vacaciones ya estaba terminando. Y es que Máncora como les dije, es el lugar ideal para esta disciplina, y pos supuesto los deportes acuáticos. Las playas son bien buenas, nada que envidiarle a las del caribe. Tienes un sin fin de actividades por hacer. Es un viaje que puedes hacer sola, como yo, con amigos, novio o simplemente con la familia. Hay casa que se arriendan para este fin frente a la playa. La gastronomía es diversa. Mucho pescado si es que te gusta y de un cuanto hay. Para los jóvenes en la calle principal de Máncora hay mucha diversión. Se acordarán de mi. Pero sobre todo la gente que vive ahí te envuelve. Me trataron de maravilla y ahora lo único que quiero es que lleguen mis vacaciones para volver a este mágico lugar. Un lugar que recordaré por siempre por que me dio la posibilidad de correr olas, olas y más olas. Y es que hoy puedo afirmar con seguridad, que soy una surfer de verdad!